Experiencia
La época que nos atraviesa, con el empuje hacia la cuantificación, la técnica, el consumo, la reducción del tiempo al instante, rechaza la experiencia.
Para Benjamin, una pobreza del todo nueva ha caído sobre el hombre al mismo tiempo que un enorme desarrollo de la técnica. “La cosa esta clara: la cotización de la experiencia ha bajado.”1
El hombre ya no es aquel al que una experiencia lo invita a la palabra, sino quien repite una palabra que no es propia, estandarizada, universalizada o matematizada.
La pobreza de nuestra experiencia no es solo pobre en experiencias privadas, sino en las de la humanidad en general. Y está referida principalmente a la obsesión por las ideas modernas como las de conocimiento objetivo, la ciencia, y el progreso. Se trata de una especie de nueva barbarie2.
¿Dónde le lleva al bárbaro la pobreza de experiencia? a empezar de nuevo, crear algo nuevo, a pasárselas con poco, a construir desde poquísimo y sin mirar a diestra y siniestra. Entre los grandes creadores siempre ha habido implacables que lo primero que han hecho es tabula rasa3.
Nos hemos hecho pobres. Hemos entregado una porción tras otra de la herencia de humanidad con frecuencia teniendo que dejarla en la casa de empeño por cien veces menos de su valor para que nos adelanten la pequeña moneda de lo actual4.
En 1933, relata un cuento que escuchaba en su infancia: “En nuestros libros de cuentos está la fábula del anciano que en su lecho de muerte hace saber a sus hijos que en su viña hay un tesoro escondido. Solo tienen que cavar. Cavaron, pero ni rastro del tesoro. Sin embargo cuando llega el otoño, la viña aporta como ninguna otra en toda la región. Entonces se dan cuenta de que el padre les legó una experiencia: la bendición no está́ en el oro, sino en la laboriosidad.”5
La experiencia analítica restablece la experiencia singular y humana rechazada en nuestra época, caracterizándose por un modo de vivir la pulsión que se desliga cada vez más de la palabra, pero requiere un trabajo, Lacan afirma: “El análisis es algo que nos indica que no hay más que el nudo del síntoma por el cual hace falta andar un poco para llegar a sostenerlo, a aislarlo, hace falta transpirar un poco para que uno pueda hacerse un nombre, como se dice, de ese sudor.”6
El trabajo de la experiencia analítica, no es sin principios, requiere esclarecer los términos responsabilidad y libertad. Es posible preguntarse si la regla fundamental de la experiencia, la asociación libre, es libre, siendo que no es un estándar, sino que cuestiona la concepción fenomenológica de libertad y responsabilidad.
San Agustín, Sartre, ciencia y el psicoanálisis
Desde la filosofía medieval, San Agustín y Santo Tomás, distinguen la libertad y el libre albedrío, siendo que el libre albedrío lleva en sí la posibilidad de elegir entre el bien y el mal, mientras que la libertad está ligada a la gracia, a la bienaventuranza eterna, mediante la cual no se puede pecar. Solo es libre entonces quien consiente a la gracia divina.
O bien existe el libre albedrío o la determinación divina.
Estar determinado es estar empujado compulsivamente por fuerzas naturales, algo más fuerte se impone al ser hablante y eso lo exonera de las consecuencias de sus actos, en los que no estaría presente. Se trata de una concepción mecanicista donde todos y cada uno de los acontecimientos del Universo incluyendo la vida humana, están sometidos a leyes. La vida del hombre es captada así como un fenómeno natural que se explica por sus determinaciones7.
El determinismo en psicoanálisis está referido a una causa, una causa inconsciente que es una causa vacía, una causa que no porta una verdad absoluta, sino una hiancia.
Para Sartre, la libertad se anuda a la responsabilidad, libertad que está ligada a la elección, de la cual el ser es responsable, afirma.
Lo propio de la realidad humana es “ser sin excusas”8. Cualquier situación es propia porque es la imagen de mi libre elección de mí mismo y todo cuanto ella me presenta es mío porque me representa y simboliza. Estoy arrojado en el mundo en el sentido que me encuentro de pronto solo y sin ayuda, comprometido en un mundo del que soy enteramente responsable, sin poder haga lo que haga arrancarme de esa responsabilidad pues soy responsable hasta de mi propio deseo de rehuir las responsabilidades. Aunque afirma que el ser es sin fundamento, quiere decir no es un ser que se fundamenta a sí mismo
Todo cuanto ocurre puede ser considerado como una oportunidad, como un medio para realizar ese ser que está en cuestión en nuestro ser. El para-sí se capta a sí mismo en la angustia. Quien realiza en la angustia su condición de estar arrojado a una responsabilidad, no tiene ya remordimiento, ni queja, ni excusa, no es ya más que una libertad que se descubre a sí misma. Rehuir de esa angustia es para Sartre el refugio en la mala fe.
Lacan9 discute en 1949 con el órgano dinamismo de Henry Ey, quien afirma que las enfermedades mentales son insultos y trabas a la libertad, que no están causadas por la actividad libre, es decir, son puramente psicogenéticas.
Le responde desde una posición contraria y novedosa: “Lejos pues, de ser la locura el hecho contingente de la fragilidad de un organismo, es la permanente virtualidad de una grieta abierta en su esencia. (…) lejos de ser un insulto para la libertad, es su más fiel compañera; sigue como una sombra su movimiento.”10
Afirmando que al ser del hombre no se lo puede comprender sin la locura, sino que ni aún sería el ser del hombre si no llevara en sí la locura como límite de su libertad. Ubicando la causa de la locura además como” insondable decisión” del ser. Afirmando que “la locura exige el inasible consentimiento de la libertad”11.
Entonces la libertad queda ligada a la locura para Lacan, su límite se paga para el sujeto con la locura. No habiendo en 1949 conceptualizado aún la forclusión como mecanismo constitutivo de las psicosis, su afirmación anticipa su posterior enseñanza, introduciendo el consentimiento subjetivo, su elección.
El hombre loco es el hombre libre12, sin amarre significante, dirá en 1967 y vale una pregunta ¿sin determinismo? Es en este punto que la determinación significante, cambia de estatuto en las psicosis ya que no es sin determinismo pero sí, sin amarres. Se trata de la paradoja de un sujeto no amarrado a los significantes que lo determinan, esto es: libre.
Responsabilidad
Freud en 1925, se refiere a la responsabilidad respecto del contenido de los sueños, contenido que puede herir los preceptos morales del soñante. Pero advierte que ese contenido se encuentra en él y produce efectos en él13.
Lacan adhiere al estructuralismo, afirmando que el sujeto es efecto del significante, pero da una vuelta más respecto de los términos consentimiento y decisión que cuestionan el estructuralismo, basado en los mecanismos y el determinismo, esto es la psicosis no está reducida a su mecanismo, la forclusión, sino al consentimiento y la elección.
Es en este punto que Lacan pasa del estructuralismo a su terrorismo, término extremo que utiliza para referirse a la responsabilidad, “de nuestra posición de sujetos somos siempre responsables”14, “llamen a eso terrorismo donde quieran.”15 Afirmándolo justamente en el escrito donde da cuenta de la escisión del sujeto, de su spaltung.
La afirmación de Lacan acerca de la responsabilidad escande el escrito “La ciencia y la verdad”, da entrada al sujeto más allá de su determinación significante, a su posición. Posición que implica posición sexuada, su referencia a una causa, una causa que implica el cuerpo y el lenguaje es decir el goce.
En “Ciencia y verdad” prosigue diciendo “El error de buena fe es entre todos el más imperdonable”16. El inocente, aquel que está dominado por el inconsciente como amo17, aquel sujeto determinado absolutamente por el significante, (científicamente determinado) que rechaza su implicación, ese, es el sujeto de la ciencia. Un sujeto irresponsable, que se refugia en la ciencia intentando matematizar lo real, haciendo caso omiso de su responsabilidad y sus consecuencias.
El terrorismo con el que introduce Lacan la responsabilidad subjetiva se acerca a Sartre para quien, “La responsabilidad absoluta es simple reivindicación lógica de las consecuencias de nuestra libertad, nada ajeno o extraño ha decidido lo que sentimos, vivimos o somos.”18 Terrorismo además que procura despertar a los analistas respecto del empuje al determinismo y separa al psicoanálisis de la ciencia.
La experiencia analítica apuesta al parlêtre extrayendo al sujeto de la determinación científica, como experiencia ética singular, dispar… Excavando en la tierra de su goce, producirá un encuentro con su modo singular de ligar ese goce a la vida.
Marita Salgado es psicoanalista, reside en Buenos Aires.
Miembro de la EOL y la AMP.
Notas bibliográficas
1 Benjamin, Walter, Discursos interrumpidos I, Filosofía del arte y de la historia, Taurus, Madrid, 1973.
2 Ibid.
3 Ibid.
4 Ibid.
5 Ibid.
6 Lacan, Jacques, Intervention à la suite de l’exposé d’André Albert dans le cadre des journées d’étude de l’École freudienne de Paris, École de Chimie. Publié dans les Lettres de l’École freudienne, n° 24, 1978, pp. 22-24.
7 Nepomiachi, R., Dispar 4, “Determinismo y responsabilidad”, Grama, Buenos Aires, 2003.
8 Sartre, J.-P., El ser y la nada, Losada, Buenos Aires, 1966.
9 Lacan, J., Más allá del principio de realidad, Acerca de la causalidad psíquica, Homo Sapiens, Buenos Aires, 1978.
10 Ibid.
11Ibid.
12 Lacan, J., “Breve discurso a los psiquiatras”,1966, inédito.
13 Freud, S., Obra Completa, “La responsabilidad moral por el contenido de los sueños”, Biblioteca Nueva, Madrid, 1973.
14 Lacan, J., Escritos 1,”La ciencia y la verdad”, SXXI Editores, México, 1971.
15 Lacan, J., Ibid.
16 Lacan., J., Ibid.
17 Miller, J.-A., Política Lacaniana, Diva, Bs. As., 1999.
18 Sarte, J.-P., Ibid.