Aproximación
En los últimos años los países de la región han cambiado de dirección política y económica con la llegada al poder de gobiernos de derecha o extrema derecha. Al mismo tiempo, una serie de características y comportamientos han comenzado a estar presentes en los diferentes países con preocupantes coincidencias. En este breve artículo destacaremos las características presentes en este nuevo proceso geopolítico del escenario regional.
Empecemos por el principio. ¿De qué estamos hablando? Bueno, estamos hablando de la geopolítica de los Estados Unidos en la región, una serie de elementos, características y comportamientos que están presentes en la gran mayoría de los países de esta parte del mundo, en diferentes grados, implementándose a diferentes velocidades, dentro de los límites de cada país. Cuatro son las características que podemos individualizar en este proceso de expansión de capital y de invasión sofisticada: 1) gobiernos de derecha; 2) nuevas políticas de seguridad; 3) presencia de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, bajo el mando del Comando Sur; 4) Recursos Naturales Estratégicos.
Estos cuatro elementos están modificando y reconfigurando la región como parte de una disputa global. Cabe señalar que cada país, a su manera, velocidad y grado, tiene cada una de estas características. Todos ellos consolidan un nuevo y preocupante momento geopolítico regional. Destacaría que todos estos elementos son interdependientes y se retroalimentan, reforzando su presencia.
- Los gobiernos de derecha en el poder (o que están llegando a él), el neoliberalismo y el movimiento antidemocrático.
Hoy en día, muchos académicos y actores políticos están tratando de entender y estandarizar la nueva marea de la derecha en la región. Demian Melo, profesor de la Universidad Federal Fluminense y experto en el tema, indica que «la nueva derecha no tiene ningún compromiso con la gobernabilidad, son los grupos de extrema derecha; y tiene una parte más pragmática en la aplicación del neoliberalismo y la prescripción que exige el mercado, aunque también utiliza mucha demagogia». Y una particularidad es que se le llama «Nuevo» por haber estado en contra del ciclo de gobiernos progresistas en América Latina. En la misma línea, según Fabrício Pereira da Silva, profesor de Unirio, «estos derechas están enraizadas en nuestra realidad, dialogan con nuestras sociedades, se comunican con líneas históricas». Así pues, subraya que el resurgimiento de las derechas no es efectivamente un resurgimiento, sino un retorno de los que no lo fueron. Hay una continuidad en la discontinuidad.
Hay otras características presentes indicadas por otros investigadores: el libertario, el fundamentalismo religioso y el reciclaje del antiguo anticomunismo (MIGUEL 2018, 19). En el mismo sentido, una característica relevante que refuerza Fabricio Pereira da Silva es que «en la nueva derecha, especialmente en Brasil, hay también elementos de un discurso moralista que defiende los valores religiosos y la familia tradicional, igualmente característicos del linaje conservador«. Una característica discursiva presente también en otros países de la región.
Es importante situar los retos del concepto de democracia en los países de la región, con un fuerte incremento del autoritarismo. En este sentido, la racionalidad neoliberal ha preparado el terreno para movilizar y legitimar las fuerzas antidemocráticas (BROWN 2019, 16). Como indica Miguel (2019) «En un momento en que la crisis del capitalismo lleva al fenómeno de la «desdemocratización» o al surgimiento de la «postdemocracia», teorizada por los pensadores de los países centrales, en lugares como Brasil este choque se manifiesta con mayor crudeza aún» (MIGUEL 2019, 14). El proceso tiene características y rasgos que están presentes en los diferentes países de la región, en diferentes grados e intensidades.
En el mismo sentido, un estudio reciente de la Universidad de Cambridge, del Centro para el Futuro de la Democracia, analizó las percepciones sobre la democracia de 4 millones de personas en todo el mundo y concluyó que el descontento con ella alcanzaba niveles récord: «En todo el mundo, la democracia está enferma» (FOA et al 2020). De hecho, la universidad británica señala que «ninguna otra región del mundo tiene la perspectiva de consolidación democrática tan esquiva como en América Latina».
Estos tipos de gobierno ya han alcanzado el poder o están en proceso de alcanzarlo en los países de la región. Un efecto dominó forzado. Y también hay una diversidad en la forma en que han llegado al poder: puede ser legítima y legal, como en el caso de Argentina 2015; o ilegítima e ilegal, como en el golpe de estado en Brasil. En noviembre de 2019, el golpe de Estado en Bolivia con la típica vestimenta militar, conmovió a toda la región, advirtiendo aún más sobre el momento actual. En esta trayectoria hay una importante diversidad en las formas de ascensión de estos gobiernos. Chile, Paraguay, Brasil, Perú, Ecuador y Colombia son gobiernos de derecha que han llegado al poder recientemente, cada uno a su manera, con características locales. Un caso ilustrativo de las características de este proceso se presentó en las últimas elecciones presidenciales de 2019 en Uruguay. Después de 15 años en el poder, el Frente Amplia se enfrentó a una coalición electoral de derecha. Esta coalición incluye un partido de extrema derecha, Cabildo Abierto. La seguridad pública, la familia y la religión, y por supuesto, los ajustes neoliberales, fueron los principales temas discutidos en la campaña. Por su lado, Argentina elegiría a Alberto Fernández, ex jefe de gabinete de Néstor Kirchner, y a Cristina Fernández de Kirchner, como vicepresidenta, semanas antes de las elecciones en Uruguay. Muchos indicaron que las elecciones en la Argentina influirían en el Uruguay. Por el contrario, se reforzo la derecha extendidamente en la región.
Como Maquiavelo sugiere en El Príncipe, no sólo es importante llegar al poder, sino que también es fundamental cómo permanecer en él. En este proceso de cambio de orientación política y económica dos instituciones son pilares y colaboran de forma determinante en esta estrategia en momentos ex ante y ex post. Por un lado, el Poder Judicial, por otro, los medios de comunicación hegemónicos locales e internacionales, y las redes sociales.
En cuanto al Poder Judicial, a pesar de la diversidad interna, hay una clara y disciplinada posición de los sectores en este proceso, como toda corporación. Hoy podemos hablar de la aplicación de Lawfare en la región. El derecho puede definirse como la persecución política a través de los tribunales. Así pues, el uso indebido de instrumentos jurídicos con fines de persecución política, destrucción de la imagen pública y descalificación de un oponente político forman parte de la estrategia1. Algunos ejemplos: la mega-causa de Lava Jato en Brasil, que llevó al golpe de Estado contra el gobierno de Dilma Rousseff y a la reciente detención de Inácio Lula da Silva; las demandas abiertas contra Cristina Fernández de Kirchner y ex funcionarios de su gobierno en Argentina; la detención del ex vicepresidente Jorge Glas y la amenaza de un proceso penal contra el ex presidente Rafael Correa en Ecuador, entre otros. Como parte del proceso, a partir de esta fase de neoliberalismo autoritario, la ley también despolitiza la sociedad, imponiendo la idea de que los políticos son todos corruptos y que el Estado es ineficiente.
Por otro lado, los medios de comunicación hegemónicos locales e internacionales hacen el trabajo de la guerra psicológica simultáneamente. Prepara el terreno para las reformas neoliberales, creando necesidades, deslegitimando a los adversarios y condenando masivamente a los que desafían el proceso. Fomenta el norte de lo que el país necesita, constantemente bombardeado con información falsa, deshonesta y/o parcial. Simultáneamente, se instala la sensación de caos y corrupción, y son esenciales para el proceso de reanudación de la dependencia colonial. El discurso de la corrupción (y el despilfarro del Estado) es la bandera del proceso en la mayoría de los países de la región, un moralismo que beneficia a ciertas instituciones de las democracias, como el poder judicial y las fuerzas armadas. En este sentido, Eugenio Zaffaroni, actualmente magistrado de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, señaló sobre los medios de comunicación: «Siempre tratan de crear una realidad amenazadora y caótica y seleccionan los hechos de la realidad que nos hacen vivir en un mundo temeroso”2. Punto.
No se duda de la participación activa de las finanzas internacionales. En palabras del propio Eugenio Raúl Zaffaroni: «El poder financiero mundial se ha convertido en una organización criminal» y «vivimos en un totalitarismo financiero en el que todo está justificado por el mercado». Especialmente porque crea y potencializa la violencia, debilitando al Estado, que es el objetivo. En este proceso, desde el recetario neoliberal, las políticas implementadas de espaldas a la sociedad, aumentan el descontento, la desigualdad, con horizonte de explosión social.
Otra característica es esencial: minimizar los puentes y diálogos entre las naciones, rompiendo las unidades de los pueblos de la región. Es un hecho preocupante. En la década progresiva, se lograron importantes avances en el campo de la integración regional autónoma, tales como: la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – ALBA en 2004; la derrota conjunta del Área de Libre Comercio de las Américas – ALCA en 2005; la construcción de la Unión de Naciones Suramericanas – UNASUR en 2008; y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños – CELAC en 2010. Hoy en día, la gran mayoría está siendo desactivada, suspendida y deslegitimada. La reducción de la importancia (y su reorientación) del Mercosur es parte del mismo proceso. En algunos casos, su salida (y denuncia) es una muestra de orgullo, como en el caso de Colombia con su salida de la UNASUR: en palabras del Presidente Iván Duque, esta institución fue «creada como una fachada del chavismo para fracturar el sistema interamericano y buscar la legitimación de sus aspiraciones dictatoriales»3. Irónicamente, casi simultáneamente, Colombia aceptó la invitación de ser un socio global de la Organización del Tratado del Atlántico Norte – OTAN. Brasil es otro que entró por la misma puerta al ser designado como aliado extra-OTAN4. Todo un símbolo del momento regional. La acción sesgada del Secretario General de la OEA, Luis Almagro, es un síntoma del proceso actual. Dos acontecimientos ilustran la reorientación institucional internacional de su dinámica en la región. En un primer evento, en palabras del Secretario General a finales de 2018: «descartar una intervención militar en Venezuela es un ataque contra los derechos de los venezolanos”5. Una catarata de reacciones contra los dichos de Almagro se escucharon en toda América Latina. En un segundo evento, el Secretario participó activamente en el proceso de golpe de Estado en Bolivia, a partir de la falsificación del informe sobre las elecciones en Bolivia. Almagro es indicado como uno de los secretarios que más ha trabajado para la inestabilidad de la región, respaldando los intereses de los Estados Unidos. Así, la reanudación del proceso de dependencia colonial en una nueva versión precisa de la ruptura con las intenciones de independencia o proyectos colectivos autónomos.
- Nuevas políticas de seguridad
Nuestra región es una región de paz, sin conflictos entre Estados, pero al mismo tiempo una de las regiones con mayor violencia interna. El perfil de seguridad de los países de esta parte del mundo difiere enormemente de otros, como el Oriente Medio. Recientemente, se está implementando una nueva política de seguridad en los países de la región. Esta nueva agenda, guiada por los Estados Unidos y establecida con mayor rigor por los gobiernos de derecha, tiene dos características esenciales: por un lado, la mayor participación de las fuerzas armadas nacionales en los diferentes campos, una militarización de la seguridad; por otro lado, la promulgación de legislación contra las manifestaciones y los movimientos sociales. Un matrimonio perfecto para la impunidad frente a la explosión social, típica de los gobiernos de derecha que ejecutan políticas de ajuste y concentración.
A partir de una nueva reconfiguración regional con los Estados Unidos, la nueva premisa «las nuevas amenazas» indica que la región tiene graves problemas con el terrorismo, el tráfico de drogas y la corrupción endémica. Son amenazas para las que nuestros países deben prepararse, como indican los altos mandos del Comando Sur de los Estados Unidos. Las orientaciones, lamentablemente, tienen como consecuencia el aumento de la violencia, enormes gastos en la seguridad, la corrupción generalizada y muchos, muchos cadáveres. En resumen, una desestructuración de nuestros Estados. Ejemplos de estos son México, Colombia y los países de América Central. Todos ellos con un drástico aumento de la violencia, en las diferentes esferas de la sociedad.
Sin embargo, en este proceso, las verdaderas consecuencias nocivas de las políticas de austeridad y los ajustes neoliberales en las clases trabajadoras y medias serán los principales desafíos de estos gobiernos de derechas. Así pues, garantizar la implementación del nuevo norte geopolítico se traduce en un aumento de la presencia de las fuerzas policiales y un cambio en el papel de las fuerzas armadas, con un papel activo en la seguridad interna. Al mismo tiempo, parte del paquete es la enmienda y/o incorporación de legislación sobre terrorismo y/o legislación contra los movimientos sociales. Son fundamentales para criminalizar cualquier protesta o manifestación contra el proceso actual. Así la espada y la pluma aseguran y garantizan que el proceso se instale.
El caso de Argentina durante el reciente gobierno de Mauricio Macri (2015 a 2019) es quizás paradigmático: uno de los países más pacíficos de América Latina ha estado cambiando su política de seguridad, permitiendo la participación de la gendarmería en la seguridad interna. Recordemos que la Argentina se encuentra en un proceso de erosión económica y cerca de la explosión social, basado en las políticas de ajuste del gobierno de derecha del propio Macri. En el caso del Brasil, la Intervención Federal en la seguridad del Estado de Río de Janeiro ha puesto de manifiesto el fracaso de la propuesta, como lo demuestran los datos del Observatorio de la Intervención. Otros países están en el mismo proceso, en diferentes etapas. Por su parte, el caso de Uruguay, otro de los países más pacíficos de la región, la nueva coalición que ganó las últimas elecciones tuvo como propuesta en la campaña presidencial, la participación de los militares en la seguridad interna. Actualmente, la coalición ha dado a conocer un proyecto legislativo que refuerza el perfil de mano dura en la seguridad interna, establece una reorientación económica con perfil neoliberal y reconduce las políticas sociales instaladas por el Frente Amplio. De esta forma, el país de la mayor democracia de la región se sintonizó rápidamente con la nueva orientación regional. En esta trayectoria, la sociedad es la perdedora, y la consecuencia es la multiplicación de la violencia y las violaciones de los derechos humanos. El caos y el miedo generalizado.
- Presencia del Comando Sur – Nueva versión de la doctrina Monroe
El Comando Sur, dependiente del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, es actualmente la cancillería real de la región. La presencia militar de los Estados Unidos ha aumentado de manera constante en los últimos años, especialmente desde el fomento (ex ante), el establecimiento y la presencia (ex post) de gobiernos de derecha en el poder. En realidad se trata de una nueva reorientación de los Estados Unidos hacia la región, desde la geopolítica de China-Rusia. Como indica Monica Bruckman (2018), «el sistema mundial contemporáneo está experimentando profundos cambios marcados por el desplazamiento de sus centros económicos más dinámicos, de Europa y los Estados Unidos de América a Asia». Como señaló el jefe del Comando Sur, Kurt Tidd, América Latina es «el próximo campo de batalla en la era de la competencia de las grandes potencias». Así, una nueva versión de la doctrina Monroe se está implementando en la región.
La primera característica de este proceso es la falta (o el encubrimiento) de información sobre los motivos, objetivos, costos, personal involucrado, armamento usado, tecnología utilizada, en resumen, es la falta de información sobre el tema. En general, muchas son operaciones camufladas para otros fines.
Otra característica es la diversidad de actividades que llevan a cabo las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos en la región. En general, se cree que la FFAA sólo realiza operaciones de entrenamiento militar. Pero la realidad está lejos de eso. Se realizan ejercicios de capacitación, adquisición de armas, desarrollo de operaciones científico-tecnológicas, participación de organizaciones civiles internacionales en las más diversas áreas. En definitiva, la presencia militar no se traduce simplemente en ejercicios de colaboración. Se trata de la presencia territorial, en ciencia, en tecnología y en logística. Es una combinación de acciones que pone en suspenso nuestras soberanías.
Es importante señalar que cuando hablamos de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, estamos hablando simultáneamente del complejo industrial bélico militar. Por lo tanto, las fuerzas y el complejo industrial, son parte del mismo proceso que se retroalimenta. Es fundamental entender este movimiento. En otras palabras, se trata de un complejo transaccional, de países y empresas.
Como ejemplo, el caso argentino. El gobierno de Macri se ha alineado con las políticas guiadas por los Estados Unidos. En este proceso, las acciones de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos están en pleno desarrollo en el país del sur. En Neuquén, provincia situada en la Patagonia, se está construyendo una base cuyo objetivo es prestar asistencia humanitaria. Pero la base está cerca de importantes reservas de recursos naturales estratégicos (gas y otros), hay poca población en la zona y los acontecimientos naturales que necesitan asistencia humanitaria son marginales. En resumen, pura fachada. Otras iniciativas están en proceso, como en Ushuaia, en el extremo sur del país, con el acuerdo entre la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) y la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA). Coincidentemente, hay reservas de agua congelada en la Antártida. Y en Misiones, hay una base de tareas, cerca de la triple frontera, con el objetivo de luchar contra el narcotráfico y la supuesta presencia de Hezbollah. Pero esa base está cerca del Acuífero Guaraní, la reserva de agua más importante del mundo. También hay fuerzas israelíes en esa zona.
En el mismo sentido, fue el ejercicio en la triple frontera entre el Brasil, Colombia y el Perú, con la participación de los Estados Unidos, con la llamada «Operación América Unida» en 2017. El objetivo oficial era prepararse para una situación humanitaria. Otros indican que es una estrategia para una posible intervención en Venezuela. Nada inapropiado considerando que el propio Trump declaró que «no descarta la acción militar en Venezuela». Recordemos que el Secretario de la OEA, Almagro, había hecho una declaración similar. En recientes declaraciones, el jefe del Comando Sur, Almirante Craig Faller, declaró que «las democracias del mundo buscan la manera de conseguir para el pueblo venezolano lo que se merece: una economía libre y próspera»6. Ese mismo día, Estados Unidos y Brasil firmaron un acuerdo de cooperación militar estratégico e histórico. Nicolás Maduro ya había demostrado hace unos días que Estados Unidos quiere empujar a Brasil a un conflicto armado con Venezuela. En los últimos días, Estados Unidos de América, en plena pandemia mundial, anunció la movilización de buques navales, aviones y helicópteros hacia el mar caribe frente a las costas de Venezuela, como parte de fortalecimiento de sus “operaciones anti narcóticos” en la zona7.
Los diferentes países de la región están aceptando bases y otro tipo de actividades y operaciones de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, junto con el complejo industrial bélico, en territorios de valor estratégico. El Comando Sur está monitoreando el progreso del proceso. Como declaró el jefe del Comando Sur de los Estados Unidos, el almirante Craig Faller, se espera que su país aumente su presencia militar en América Latina a finales de 2020. Reforzando la estrategia del Comando Sur de la «Promesa Duradera en las Américas» creada en mayo de 2019. Al mismo tiempo, los países de la región están modificando su política exterior en profunda consonancia con las políticas y directrices de los Estados Unidos. Brasil es el ejemplo destacado. En definitiva, un movimiento que pone en riesgo la soberanía de los países de la región, pero que demuestra que el proceso actual es estructural y está en pleno desarrollo.
4 – Recursos naturales estratégicos
Actualmente, existe una demanda mundial creciente de recursos naturales. Nuestra región tiene muchos de los principales recursos naturales estratégicos que las potencias buscan y por los que luchan. Este proceso estructural no puede entenderse de forma aislada de los recursos naturales, un objetivo fundamental del proceso.
Como indica Monica Bruckman (2018): «el acceso a los recursos naturales y su gestión para los Estados Unidos es una cuestión de seguridad nacional, que protege la salud de su propia economía». La propiedad mundial de los recursos naturales es fundamental, ya que sus principales reservas se encuentran fundamentalmente fuera de su propio territorio. Los Estados Unidos están aplicando un conjunto de políticas para recolonizar territorios en los países en que existen esos recursos, eliminando los obstáculos y las resistencias.
Conviene recordar que América Latina tiene casi el 20% de las reservas de petróleo y produce el 7% de la producción mundial de gas natural (sin contar a Bolivia). Venezuela es el país con la mayor reserva probada de petróleo del planeta y tiene las más importantes reservas de gas natural de la región. Pero hay una enorme diversidad de recursos estratégicos en la región, y varios de estos minerales son fundamentales para los Estados Unidos en esta materia. Un ejemplo de ellos: Amianto, grafito, mica, niobio, fluorita, estroncio, renio, litio, cobre, entre otros.
Simultáneamente, hay una triste coincidencia entre los recursos naturales y los pueblos originarios. Hoy en día, parece que el objetivo es expulsar definitivamente a los pueblos nativos de sus tierras ancestrales, donde radican las riquezas naturales. Este es un avance más en este proceso. Las nuevas políticas de seguridad interna, junto con la constelación legislativa, son piezas fundamentales del rompecabezas para garantizar su ejecución, eliminando la resistencia de la población local.
Tal vez el Brasil sea un ejemplo de esta situación extrema. Según el geógrafo Carlos Walter Porto-Gonçalves: «En la situación actual, el gobierno ha estado haciendo la vista gorda a la violencia privada con el aumento de las masacres en 2017. Pero más que una simple mirada negligente, lo que vemos son iniciativas políticas de leyes, decretos, que señalan el laissez faire, laissez passer con el retroceso de la legislación ambiental, los derechos indígenas, los derechos de los asentamientos, los derechos de los quilombolas e incluso las políticas sociales complementarias que se estaban poniendo en práctica. Por último, se trata de tierras apropiadas y privatizadas, recursos naturales garantizados y derechos eliminados. En la conversación, el profesor Porto-Gonçalves, señaló didácticamente: «Tal vez lo que se está revelando en esta nueva coyuntura de expansión/invasión (expansión desde el punto de vista de la capital. Y para los que sufren la expansión, es una invasión)».
Horizonte
Las tierras y múltiples territorios de la región están en juego, en la mira del país del norte. En esta nueva versión de la Doctrina Monroe, se está desarrollando una fuerte reanudación de la dependencia colonial. La metodología de su aplicación, como respuesta al movimiento contrahegemónico experimentado en el decenio progresivo, se materializa de la siguiente manera: a) preparando el campo fértil para los gobiernos de derecha. Los medios de comunicación y parte del poder judicial son elementos esenciales para esta trayectoria, tanto antes como después de llegar al poder. Pero la ley y el poder judicial no son suficientes en el proceso, actualmente estamos en la fase de militarización de la política. Así, los gobiernos de fidelidad al servilismo, con una larga tradición de odiar la autonomía nacional, son los ejecutores locales del proyecto ajeno; b) resguardase en el proceso cambiando la lógica del uso de las Fuerzas Armadas en la seguridad interna. Esta militarización es funcional a la FFAA de los Estados Unidos y al complejo industrial bélico hegemónico: por un lado, facilita la comercialización de material bélico y facilita los motivos de intercambio entre las fuerzas armadas; por otro lado, la legislación específica es la garantía de control de las reivindicaciones y la resistencia popular y sectorial a la nueva política; c) la presencia del Comando Sur, en los más diversos ámbitos y formas, convirtiéndose en la verdadera cancillería de la región. De esta manera, el Comando Sur es el sellador del proceso; d) los recursos naturales son el objetivo. Se elimina toda resistencia ancestral, de la expansión a la invasión.
Dentro de la dinámica de la disputa global, una sofisticada guerra de dominación, con el objetivo de volver a la dependencia colonial, está en pleno proceso en nuestra región. Una consecuencia es que estas acciones interdependientes de los centros hegemónicos hacen imposible cualquier avance o consolidación de la democracia en la región. Los estados débiles no regulan su territorio y son propensos a la corrupción, el autoritarismo y la dependencia.
Por último, la resistencia de las sociedades de la región necesita puentes internacionales en su lucha contra un proceso transnacional con un amplio poder económico y militar. Parece que el horizonte, en este proceso, tiene una mezcla de una nueva versión del Medio Oriente y el viejo oeste latino. La sofisticada actualización de la versión 2.0 de la dependencia y colonización de América Latina.
Andrés del Río Roldán es politólogo, reside en México.
Doctor en Ciencia Política IESP-UERJ, profesor de la Universidad Federal Fluminense UFF, Brasil, e Jefe de Departamento de Geografía e Políticas Públicas, DGP-IEAR-UFF. Coordinador del Núcleo de Estudios de Estados, Instituciones y Políticas Públicas NEEIPP-UFF.
*El presente artículo es una versión actualizada: “O Norte no Sul: a nova geopolítica do Tio Sam”. Le monde Diplomatique, Brasil. 22 de agosto de 2018. Disponible: https://bit.ly/39NCSN9q
Notas bibliográficas:
1 Silvina M. Romano y Arantxa Tirado. Lawfare y guerra híbrida: la disputa geopolítica en América Latina. CELAG online. 17 Jun, 2018. Disponible: https://bit.ly/2wd4uJJ
2 «Los medios infunden miedo», dijo Zaffaroni. La nación, Argentina. 1 nov. de 2012. Disponible: https://bit.ly/2Bhnz3q
3 «Nos retiraremos de la Unasur»: Colombia anuncia oficialmente que dejará el bloque. RT online. 10 de agosto de 2018. Disponível: https://bit.ly/2nySEpD
4 Estados Unidos designam Brasil como aliado extra-Otan. EBC, Brasil. 1 de agosto de 2018. Disponible: https://bit.ly/2JGndoa
5 Almagro volvió a considerar como opción la intervención militar en Venezuela. El observador, Uruguay. 27 de noviembre de 2018. Disponible: https://bit.ly/3aO92JR
6 https://twitter.com/Southcom/status/1237748239220293632 Video.
7 Maduro denuncia que EEUU quiere empujar a Brasil a un conflicto armado con Venezuela. EuropaPress. 7 de marzo de 2020. Disponible: https://bit.ly/3e4jSgS
Referencias Bibliográficas:
BRUCKMANN, Mónica. 2018, América Latina y la nueva dinámica del sistema mundial. América Latina en Movimiento. Edicto digital 534, julio 2018, año 42, 2
MIGUEL, Luís Felipe. (2018), A ré emergência da direita brasileira. In SOLANO GALLEGO, Esther (org), O Ódio como política: a reinvenção da direita no brasil. São Paulo: boitempo.
MIGUEL, Luís Felipe. (2019), O colapso da democracia: da constituição ao golpe de 2016. São Paulo: Fundação Rosa Luxemburgo, Expressão popular.
BROWN, Wendy. (2019), Nas ruinas do neoliberalismo. A ascensão da política antidemocrática no ocidente. São Paulo: Editora filosófica politeia.
Foa, R.S., Klassen, A., Slade, M., Rand, A. and R. Williams. (2020). “The Global Satisfaction with Democracy Report 2020.” Cambridge, United Kingdom: Centre for the Future of Democracy.